La superficie fue la primera decisión que todos los apasionados al tenis debatieron sin demasiados problemas una vez que Argentina clasificó para jugar la final de la Copa Davis ante España. A Rafael Nadal y David Ferrer, coincidieron todos, no se los puede recibir sobre polvo de ladrillo.
Definida la superficie, la cuestión principal pasó a ser la sede que se utilizará para la instancia definitiva. Parque Roca, Luna Park, Mar del Plata o el Orfeo de Córdoba sonaron inmediatamente. Hablan, todos hablan, pero, ¿quién debería tomar la decisión final al respecto? Obviamente la aprobación total dependerá del organismo internacional que regula a este deporte, pero entre los argentinos no queda claro quién es quién en este juego.
El aspecto económico sin duda abarca un papel importante para los directivos de la Asociación Argentina de Tenis, pero si de una vez por todas queremos levantar la tan ansiada ensaladera, los jugadores deberían imponer su solicitud. El Orfeo ya sacó ventaja sobre el resto, y David Nalbandián fue el primero en nombrar esa sede para jugar con su gente bien cerca.
Definida la superficie, la cuestión principal pasó a ser la sede que se utilizará para la instancia definitiva. Parque Roca, Luna Park, Mar del Plata o el Orfeo de Córdoba sonaron inmediatamente. Hablan, todos hablan, pero, ¿quién debería tomar la decisión final al respecto? Obviamente la aprobación total dependerá del organismo internacional que regula a este deporte, pero entre los argentinos no queda claro quién es quién en este juego.
El aspecto económico sin duda abarca un papel importante para los directivos de la Asociación Argentina de Tenis, pero si de una vez por todas queremos levantar la tan ansiada ensaladera, los jugadores deberían imponer su solicitud. El Orfeo ya sacó ventaja sobre el resto, y David Nalbandián fue el primero en nombrar esa sede para jugar con su gente bien cerca.
Las obras para ampliar la capacidad del estadio comenzaron. Sólo resta que la Federación Internacional de Tenis confirme si acepta la propuesta de definir todo en Córdoba. Esperemos no existan trabas que impidan el desarrollo normal allí, y de no ser así, que los jugadores sean los indicados para elegir el terreno de juego donde se sientan cómodos para recibir toda la gloria.
Serán Boca, Quimsa, Peñarol y Atenas los que disputen los últimos partidos, revalidando su chapa de candidatos para la Liga Nacional que se viene. El conjunto boquense es el claro dominador en la historia de esta copa, con 5 títulos; el restante lo ganó Regatas Corrientes en 2007.
Para dejar en claro la trascendencia que está ganando este torneo, basta con leer la siguiente declaración en conferencia de prensa del entrenador de Boca, Oscar Huevo Sánchez: “Ha logrado que los extranjeros vengan en tiempo normal de preparación y no comprometan a los entrenadores a formar un grupo de jugadores alquilados momentáneamente. A mí un americano me llegó en el primer cuarto de un partido. Ahora llega un mes antes, una cosa increíble (risas). A lo mejor estamos muy pasados de vuelta siendo una preparación, pero tenemos esa responsabilidad porque la gente paga entrada y porque están los sponsors. Todos queremos ganar y hacemos scouting como si fuese un playoffs. Esto es profesional”.
Sin dudas el intento de comparar este certamen con la Copa Libertadores es un despropósito. La historia avala ampliamente a ésta última, con partidos inolvidables y anécdotas inigualables de todos los tiempos. Encima, en el intento de la Sudamericana por ganar adeptos aparecen las trabas de clubes que la disputan sólo para cumplir obligaciones. ¿Acaso Carlos Ischia, entrenador de Boca, pensó en algún momento que recibir a Liga de Quito con juveniles le iba a dar por resultado un 4 a 0 a su favor? No nos engañemos.
Es el único título internacional de San Lorenzo de Almagro (2002) y Arsenal de Sarandí (2007). El conjunto xeneize se jacta de ser uno de los clubes con más palmarés del mundo incluyendo dos pergaminos de esta competencia (2004 y 2005). River Plate la perdió en manos del Cienciano en 2003 y fue víctima de infinidad de reproches.
Siempre habrá excusas y argumentos para justificar una eliminación, pero un verdadero hincha del fútbol quiere que su equipo gane. En cualquier terreno y ante cualquier adversario, porque no hay nada más gratificante que defender y mantener siempre alto el honor.



